ANTE LA ACTUAL SITUACIÓN…

respecto a la pandemia, que en muchas regiones del mundo está siendo controlada, he notado cierta coincidencia de opiniones respecto a la pospandemia. Hay quienes afirman que el virus que afectó y afecta al mundo, está logrando transformar la conducta de las personas, pertenecientes a distintos estratos sociales. Y esto sucede por el simple hecho que el coronavirus, no ha sido selectivo a la hora de infectar al planeta. Por lo cual cuando el enemigo no elige sus víctimas, las diferencias desaparecen y une a los afectados contra un enemigo común, imponiendo cambios sustanciales en el comportamiento futuro de las personas. Sin embargo, nada de esto es cierto.
Si bien, sin importar cuanto tiene en el banco el contagiado, no está exento de padecer el mal de este «invisible», temido y democrático agresor, ciertamente no es igual la lucha contra esta pandemia para los ricos que para los pobres, como se ha visto en las distintas epidemias a lo largo de la historia del mundo.
El COVID-19 nada sabe de economía pero la ha destrozado, tampoco sabe distinguir entre un pobre y un rico, por lo tanto superar este trance epidémico solo es posible si lo hacemos entre todos. Y ante esta evidencia, no debería existir ninguna deformación conceptual, unidos en la lucha, o someternos a angustias, padecimientos y dolor.
Sin embargo los poseedores de enormes recursos económicos, los primeros días, procedían a vaciar los supermercados, y adquirían enormes cantidades de alcohol en gel, en la creencia que sobreproveer a su familia era lo correcto, lo esencial, ignorando en su desmedida voracidad, que los que no encuentren los insumos preventivos, serán los que portarán mañana el virus que contagiarán a los acaparadores.
Hoy, a dos años del comienzo de este temible flagelo, muchas cosas han cambiado. No será el egoísmo extremo el que nos salve, ni la avaricia obscena de los poderosos. Este enemigo no puede verse ni se lo puede coimear con un billete de 100 dólares, y la mejor demostración de amor fue privarse de abrazar a nuestros más queridos familiares. El virus en cuestión avanzó inexorablemente, aún sobre los países más encumbrados económicamente del planeta. Y nada parecía detenerlo, ni los grandes superhéroes del norte acostumbrados a salvar al mundo, ni las enormes fortunas atesoradas por los hiper-ricos. Sin embargo todo está pasando, y la conducta humana seguirá su curso acostumbrado.
No faltará tampoco la deshonra de un multimillonario que sin costarle un solo peso, haya sido salvado por un médico cubano, o el dolor de alguien sentado sobre su fortuna, llorando por la pérdida de un ser querido que aún pudiendo comprar toneladas de oxigeno, no pudo evitar su muerte. Nada habrán aprendido los seres humanos, y el tiempo borrará con el olvido lo ocurrido y, las ambiciones mezquinas aflorarán nuevamente para que la indiferencia con el que sufre carencias y hambre siga siendo algo irrelevante por aquello de; «basta que no me toquen la mía !!!…».
Tal vez valga preguntarnos; ¿El virus nacido en Wuhan (China), y expandido desde Asia a Europa y EEUU, fueron trasportados en algún viaje por los  centros de jubilados? ¿O tal vez  por los desheredados del sistema que acuden a merenderos o comedores públicos para calmar su hambre?.

That is the cuestion.

Raúl Silva.

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