EPOCA COMENZÓ UNA SERIE DE NOTAS A REFERENTES DE LA POLÍTICA EXALTACRUCEÑA, QUIENES OPINAN SOBRE LA DECISIÓN DE MAURICIO DE MACRI DE NO PRESENTARSE COMO CANDIDATO EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES, Y ASÍ COMO SE INSISTE EN LAS DERIVACIONES A NIVEL PAÍS, TAMBIÉN CONSTATAR SI PODRÁ INCIDIR EN EL ENTRAMADO ELECTORAL EN EL DISTRITO.
RAÚL SANCHO, LÍDER DE JUNTOS Y SE DESCARTA, PRECANDIDATO A INTENDENTE.
La decisión de Mauricio Macri de apartarse de la carrera presidencial ratifica, una vez más, que representa una mirada distinta, opuesta a la política tradicional, más afín a la idea de aferrarse al poder cuanto sea posible.
Macri, que tiene argumentos de sobra para entender que puede ser él el candidato del espacio, y que sin dudas quien más condiciones tiene para ejercer la presidencia; priorizó correrse para facilitar el crecimiento de otros candidatos que intentarán sucederlo.
Independientemente de la mirada que cada uno tenga sobre los motivos que tuvo Mauricio al tomar esa decisión, o incluso sobre su periodo de gobierno, es innegable que resulta un gesto muy pocas veces visto.
En la política, lejos de lo que propone Macri, lo que sobran son políticos que una vez que agarran una cuota de poder, intentan por todos los medios aferrarse a él, años o incluso décadas. Se ve a nivel nacional, el mejor ejemplo actual, de la vereda opuesta, es el de Cristina Kirchner. Ocurre a nivel provincial, donde los gobernadores han convertido a muchas provincias en auténticos feudos y en muchos municipios, donde el afán de perpetuarse en el poder termina siendo –como ocurre sin excepción- perjudicial para la población y para el propio espacio gobernante.
La intención de perpetuarse en el poder, viene de la mano de prácticas que son muy dañinas para la democracia, desde la expulsión de cualquier referente que dentro del gobierno pueda hacer sombra y eventualmente reemplazar al caudillo, hasta la cooptación de los restantes espacios políticos que amenazan la continuidad del poder.
Exaltación de la Cruz es sin dudas un claro ejemplo de esto. Un gobierno que se sostiene por más de 3 décadas, en donde las decisiones son tomadas por el caudillo local, que, aunque ya no ocupa la intendencia, sigue marcando el rumbo del gobierno, sigue decidiendo qué funcionarios siguen y cuáles no e, incluso, determina la continuidad o no de quien ocupa la intendencia desde el oficialismo. Con el tiempo, la expulsión de los “capaces” que hacen sombra termina en un nivel de mediocridad visible, que afecta el funcionamiento del Municipio y la compra de voluntades utilizando el dinero del Estado Municipal, logrando que concejales electos por un espacio salten al otro, afecta el orden democrático.
Es que, sin excepción, el feudalismo político es antidemocrático. Los espacios de poder con líderes eternos ven en cada elección una amenaza a su reinado y a todo lo que de él emana. Sin excepción también, los gobiernos feudales encierran una bochornosa cuota de corrupción, pues lo público, con los años, comienza a ser visto como privado, el municipio se convierte en una “´sociedad anónima”, donde los negocios de quienes detentan el poder están muy por encima de las necesidades de la gente, los funcionarios se enriquecen de forma visible y finalmente –como ocurre en Exaltación- el caudillo y su sequito busca “heredar” el municipio a sus hijos, sobrinos o parientes, como si fuera una auténtica “empresa familiar”
El ejemplo de Macri, pone en falta a la política rancia. Pone en evidencia también que no siempre el camino tiene que ser el mismo, sino que las cosas pueden cambiar, incluso la política, y, finalmente, pone sobre la mesa el dato que más inquieta a la política: que el poder está en manos de los ciudadanos, que cada cuatro años tienen la posibilidad de cortar esta mala maña de los políticos de perpetuarse en el poder.
Ojalá muchos políticos que llevan décadas “atornillados al poder” tomen esto como un gesto a imitar.
Mauricio, con sus aciertos y sus errores, sus virtudes y defectos, como todos los tenemos, sigue siendo un distinto en la política, poniendo lo colectivo por sobre lo individual y dejando un renunciamiento que seguramente, en el futuro, terminaremos de dimensionar. Deja un mensaje claro de que los equipos y lo colectivo están por sobre lo individual y que Argentina va a salir adelante no de la mano de un líder mesiánico que mágicamente y sin esfuerzo resolverá todo, sino a costa del trabajo de mucha gente trabajando detrás de un mismo objetivo.
Foto gentileza El Lugareño.