UNA VECINA ENTRAÑABLE.

Hace 30 años, el 5 de julio del 90, abrió sus puertas la Despensa El Milagro de Rosita Ocampo. Seguramente no imaginó ese día de qué manera tan profunda marcaría la vida de toda la comunidad de Los Cardales…

Sin dudas, sus tortas fritas fueron la vedette de toda su cocina, pero la marca registrada, que hacía volver una y otra vez a sus clientes, era ella con su sonrisa y su manera amable y cordial de tratar a todos. Sus manos mágicas daban vida a la comida casera que recordaba sabores de la infancia, mimos de abuelas y mamás ya ausentes. Por unos pocos pesos uno podía llevarse a casa felicidad instántanea en forma de pasteles, bocadillos de acelga, torta de manzana y tantas otras exquisiteces.

Sus tortas fritas merecieron un párrafo aparte, eran sinónimo de tardes de lluvia y recreos de la escuela. Imposible no tentarse si al pasar por el frente el aroma nos llamaba desde el canasto sobre el mostrador.

 

El 15 de julio de 2017 cerró sus puertas, porque Rosita quería descansar, disfrutar de su familia y amigos. Desde un posteo de FM Los Cardales, cientos de vecinos la despidieron agradeciéndole por tantos años de entrega.

En medio de la pandemia amasó, en su casa, más de doscientas docenas de tortas fritas para una venta a beneficio del Pequeño Hogar Exaltación, que se hizo el 20 de junio en el Club Raver. Porque así era ella, todo corazón, toda solidaridad, siempre dispuesta a tender la mano a quien la necesitara.

Hace unos días, un sábado (10/4) lluvioso y gris, se fue. Luego de varios días de pelear en la terapia intensiva del Hospital San José.

Se fue Rosita, y se llevó con ella el amor de todo un pueblo, que la despide como se despide a una tía querida, una abuela. Esas que saben de mimos con sabor a cosas ricas… Gracias.

Por Graciela Venturino

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