UN LUGAR INCONFUNDIBLE.
La Fusta fue desde sus inicios, un lugar referencial. Desde los inicios de los años ´60, hasta el presente. Un clásico sin dudas, donde transcurrieron vaya a saber cuantas historias de distintas generaciones del Capilla del Señor y Exaltación de la Cruz, y vaya a saber cuantas aguardan en el futuro.
EPOCA conversa con Alberto Lareu, el tan conocido vecino quien acompañó a su padre José y a su hermano mayor Jorge en aquel desafío que significó abrir La Fusta en la primera parte de década del ´60. Emprendimiento que se ha mantenido con el transcurso de los tiempos, desde hace mucho con otro vecino al frente, Javier Curone.
Alberto, “Magoo” para todo el mundo en Exaltación de la Cruz, es verborrágico, expresivo, reseña algunas vivencias entre las innumerables, surgidas desde que la librería y venta de diarios Casa De Feo propiedad de otro conocido vecinos desaparecido, Joaquín De Feo, en “la” esquina de Capilla, Mitre y Casco, dio paso al surgimiento de tan emblemático lugar.
A los 73 años, vital, con la memoria intacta, Alberto se entusiasma al recordar hechos, anécdotas vividas del otro lado del mostrador de La Fusta.
Lareu en la charla con EPOCA.
-Alberto, ¿cómo comienza La Fusta, a quien se le ocurrió?
-Uhh! (exclama y sonrie con sus ojos saltones). Se le ocurrió a mi papá y en un momento muy difícil para nuestra familia. Le surgió la idea de poner un negocio distinto digamos y lo habló con Jorge mi hermano mayor y conmigo que tenía 17 años!. Lo que pasaba era que nuestra necesidad económica se había convertido en algo muy grande allá por el año ´58. En el lugar funcionaba el negocio de Joaquín De Feo, padre de Coco y Susana, y bueno hubo que conversar mucho con el hasta llegar a un acuerdo, que llevó entre otras cosas, a que a Joaquín le quedara una propiedad contigua de mi familia donde funcionaba un almacén de ramos generales, y hasta tenía un surtidor de nafta en la misma esquina. Así fue el primer paso de La Fusta,.
-Y, ¿por que le pusieron el nombre de La Fusta?
–Mirá (dice Alberto y señala una pared de su casa cardalense, donde hay un cuadro colgado). Ese caballo que ves ahí es Yatasto, el caballo más famoso de la historia; su jockey era Juan Carlos Contreras. El venía a Diego Gaynor a las carreras cuadreras que hacíamos y se hizo muy amigo nuestro. Y un día se apareció con un regalo para Jorge mi hermano, era una fusta que el había usado cuando corrió a Yatasto!
–¿Cómo fueron esos primeros tiempos?
–Nosotros no sabíamos nada de ese tipo de negocio, ja!, al principio fue medio complicado al no ser del “palo”, nos daba una mano “Lalo” Pereyra, marido de mi hermana y mamá hacía los café con una máquina que compramos. De a poco el negocio fue creciendo, fue más gente y más gente, hasta que pasó a ser un éxito terrible. Empezaron a ir los amigos de papá, de Jorge y los míos mas chiquilines de a poco, el juego de cartas también tuvo que ver más allá que en algunas ocasiones, el clima se puso medio pesado, je!
Que tiempos. Ah!, la gomina. Alberto (der.) junto a su hermana Graciela María del Carmen y el hermano Jorge.
-La Fusta bailable que marcó una época en la noche de Capilla y la zona, fue el impulso que faltaba.
–Ni hablar, comenzamos separando el local con una cortina, después con un tabique y más adelante se voltearon paredes de la casa donde vivíamos para agrandar pero bueno, el único que laburaba en serio era papá. je! y llegó el momento en que ya no quería más, si nunca se cerraba casi!, estaba la máquina que andaba con fichas, y tenía discos para escuchar tangos, se seguía jugando a las cartas. La Fusta se convirtió en un punto neurálgico de Capilla
–¿Esperaron ese éxito o “descubrieron” la pólvora?
-Je!, no sé. Lo que te puedo decir otra vez es que el boliche nació por la necesidad de comer; papá, Jorge que venía del campo de los Agostino, cocinaba mi mamá Lila como la conocía la mayoría; ella se llamaba Ramona Rosa Agostino de Lareu. Creció mucho, y en un momento yo me quedé con el local y mamá y papá que vivían en la misma casa en la parte de atrás se fueron a vivir a Beccar, no aguantaban más el moviento que había, el ruido.
-Después apareció “Magoo”.
-Sí, continuó La Fusta y la parte bailable se convirtió en Magoo. De más está decir los motivos del nombre, jaja! (Lareu ha usado lentes durante casi toda su vida). Me acuerdo que yo iba mucho a Buenos Aires con mi primo Beto Feeney, quien hace muchísimos años vive en París, Francia, donde sigue trabajando y le fue muy bien, es muy despierto, muy capaz. Incluso tuvo que ver como hombre de la embajada argentina en Francia, con la organización del Dakar que se corrió hace unos años en La Argentina. Beto en esos tiempos trabajaba con Agustín Petrucelli, nuestros intendente de tanto tiempo. Beto me llevó a conocer los boliches más famosos de Buenos Aires, Mau Mau de José y Alberto Lataliste; uh! a Alberto me acuerdo que le vendí un auto, un Chevrolet 400 impecable! que yo le había comprado a Rodolfo Parodi. También conocí Bwana, Africa, y ahí pensé: ¿y si pongo un boliche en Capilla?, y bueno así fue. Primero arrancó en el año 70 como La Fusta bailable y luego se convirtió en Magoo.
Un hombre con incontables anécdotas, muy conocedor de Capilla y Cardales.
–Te cambió la vida.
-¡Que te parece!. Me cambió la vida económicamente, porque mi situación real no dejaba de ser complicada como conté antes, La Fusta nos dio de comer después que con mi familia estuviéramos “menos 10”. Pero bueno, con el bar luego con la bailable recaudamos mucha plata, y eso que en la bailable a muchos amigos y chicas, no les cobraba entrada! El local no era grande pero se llenaba de gente. En la barra atendía yo junto a mi gran amigo Alex Lagouarde que lamentablemente se nos fue, y de los números, el dinero, se encargaban tres tipazos como Coco Curone, Jorge Burgos y Jorge Cedro. Y te cuento, mi mujer me pedía una casa para irnos a vivir, ya que también estábamos en la misma propiedad donde funcionaban el boliche y la bailable, ya habían nacido mis hijos José y Florencia y por la música, dormían a los saltos, en el aire!. Fue así que vendí a Chiappe, un vecino que vendía coches usados para la concesionaria Ford de Juan Costantini mis autos, un Ford Fairlane, un Fiat 1600 cupé y un Fiat 128. Y al poco tiempo me dí cuenta la plata que estaba ganando.
-¿Cómo fue?
-Llegó el 14 de Septiembre, el día de los Festejos Patronales tradicionales. cayeron un día lunes. Yo para el viernes contraté para el boliche nada menos que a Oscar Alemán, un genio con la guitarra y para el domingo a un grupo musical de chicas, “Las Rebeldes”!!!, las trajo un tío mío, Armando Lareu que se dedicaba a contratar artistas, fallecido más adelante en Europa adonde había viajado para hacer turismo. Las Rebeldes con sus minifaldas cobraban por decirte una cifra, 1000 pesos, y Armando las consiguió por 100 pesos, un capo!. Esa noche se dio el récord de entradas vendidas y a gente que en casos no estaba, no podía estar porque no hubo lugar,jaja!. La cosa volviendo al tema de la plata, es que con la entrega de los tres autos de días antes, compré una casa para mi familia, donde viven hoy Any Lista, su esposo Maisonobe y la familia; le pagué una parte en efectivo y financiamos otra y me quedé seco. Para colmo vino el “rodrigazo” que muchos no habrán olvidado. La cosa fue que al martes siguiente al 14 de Septiembre, ya me había comprado un auto de nuevo con lo recaudado ese fin de semana, un Fiat 128 IAVA impecable, 0km!. Después cuando pasó a ser “Magoo”, más dividido de La Fusta, hubo que invertir plata. El gerente del Banco Provincia de Capilla era Alessandro, un tipazo y por si le faltara algo, hincha de Boca como yo!. Ibamos a la cancha con el y Carlitos Canitano y una vez le comenté que quería sacar un crédito, a lo que el me contestó: te doy dos créditos personales los que fuí pagando por mes, también me sirvió para pagar a papá y a mi hermano, la parte de ellos del local de la bailable.
-Las noches de entonces, eran muy distintas a las actuales…
–Ni hablar, si bien la gran mayoría eran espléndidas, también hubo otras feas, por ahí en algunas “boxeaban” mis amigos Coqui Vázquez y Batata Davio, je!. La gente hacía cola para entrar al boliche, una cosa de locos!. Síí, si comparamos con la actualidad en la Argentina, aquellas eran noches muy livianitas.
-Cuántos romances habrán nacido en La Fusta y en Magoo de entonces,, sin dudas dos sitios que quedaron en la historia capillens, fue algo así como un antes y un después.
–Uhh!, ni hablar!, fue maravilloso. Todavía hoy en día algunos que conocieron ahí a su novia y después se casaron cuando suelen verme me gritan: “¡Magoo, hijo de p….!”, ja!. Con Alex en más de una noche mientras atendíamos, jugabamos a ver que pareja se besasba más!, y como yo que también manejaba la música, solía poner los temas lentos, Sandro!, para que “chaparan” un poco. Es que era el único lugar para “chapar”, sino tenías que ir a la plaza!. Síí, a mi siempre me encantó la noche, fijate, en más de una ocasión me escapaba de Magoo y me iba a Kaskotte, el otro boliche, el del Negro Urquiza. A mi me conocían en varias ciudades, y no era como Alberto ni como Magoo, yo era “el dueño de La Fusta”. La verdad disfruté mucho aquello que desde ya, marcó mi vida.
-Alberto vivís en Cardales desde hace mucho, ¿que diferencias has venido notando entre Capilla y Cardales?
–Mirá, tengo 73 años y una mitad los he vivido en Capilla y la otra en Cardales. Las diferencias son abismales para mí en lo personal y como vecino. En Capilla me siento querido, en Cardales me siento un vecino más al que más de una vez me han largado esa de “capillero”.
–¿Podría convertirse Cardales en otro partido, separado de Exaltación de la Cruz?
-Mmm, no lo sé realmente, pero podría darse a lo mejor. El vecino de Cardales es de reclamar más, muestra que está disconforme si le pasa eso, crece el pueblo con el reclamo permanente, servicios, el hospital que ahora empezó a construirse, los impuestos. Y sin embargo, de Cardales salió el mejor intendente de la historia de Exaltación de la Cruz, Ricardo Bozzani.
-Se podrá coincidir o no, pero es cierto, es de Cardales.
-Me acuerdo que antes que Ricardo comenzara en política, una vez el querido Pedro Colombini junto a Eduardo Pereyra que luego fue secretario municipal, vino y me dijo Pedro que tenía planeado llevar en su lista que el encabezaba en el 83, a un primer candidato a concejal que fuera de Cardales, por entonces yo ya vivía y trabajaba en Cardales. Ah!, una cosa, soy el único fundador vivo del partido Defensa Comunal!. Y surgieron los nombres de Roberto Rodríguez, un gran productor de seguros y el de Bozzani. Roberto ante la posibilidad dijo que no podía por sus ocupaciones personales. Ricardo que lo iba a pensar, acordate el estaba cercano al desarrollismo de Frigerio. No lo conocía nadie y si bien fue candidato y salió electo, perdió porque en esos años Alfonsín arrasó con todo. Ricardo para unos era el novio de la hija de Rosati el almacenero, una vez en una cena entre primos, cuando comenté me tiraron “¿quien es Bozzani?
–Te parece que Cardales podría separarse considerando que sos un vecino que conocés mucho como sienten en cada lugar…
–No creo pero bueno, no puedo asegurarlo. Habría que tener muy en cuenta más allá que algunos de Cardales pudieran pensarlo, como se solventarían, como se manejaría la cosa municipal. Unos pueden tenerlo in mente y hasta desearlo, pensarán capaz, ya tenemos un banco, estaciones de servicio, trenes, servicios, colectivos, entonces podrían pensar en “independizarse”, como diciendo bueno, ya crecimos, me quiero ir a vivir a otra “casa”, pero no lo veo fácil.
Alberto Lareu, entre Capilla y Cardales late su corazón. El del inventor de la noche capillense.