HACE UN AÑO…
moría el niño aquel al que llevaron a conocer el mar y los votó toda su vida, hasta los 84 años.
¿Qué hubiese pensado de lo que está pasando hoy en el país? ¿Y que me hubiese dicho? (no era fácil que reconociese un error, mucho menos un desastre!).
Lo pensé ante los resultados de las urnas arrojadas por las PASO. Les faltó un voto, sin dudas.
Y yo que hasta ayer pensaba en escribir sobre la importancia de votar!, la necesidad imperiosa de comprometerse con el pensamiento propio!, y explicarlo con mesura (que muchas veces me falta). Pensaba escribir sobre lo difícil de imaginar, a la hora de emitir un voto, un futuro del país a largo plazo, cuando te apremia el futuro que llega dentro de 20 días, 10, 5 o a la comida de cada noche.
¿Alguien puede juzgar al que vota con el bolsillo vacío? Absolutamente nadie. Pero si podemos cuestionar a aquellos que en forma menguada, le llenan el bolsillo para obtener un voto desesperado, que los entrona año tras año, elección tras elección, en un gobierno, que se sabe deficiente. Creo que esto fue lo que la gente rechazó en las PASO.
Aquí no hay moral ni ética en los que nos gobiernan, y el domingo reciente que votamos, pareció que el pueblo dijo que quiere otra cosa. Aunque sabe que el futuro queda allá adelante, cuesta arriba y que requerirá de mucho esfuerzo y trabajo para poder construirlo. Ahora bien, lo que estuvo pasando en los días siguientes es otra cosa y a su vez tan más de lo mismo.
De pronto retrocedimos unos cuantos años, y somos testigos de intrigas palaciegas, como aquellas que destronaban reinados en Europa y que estudiamos en la secundaria.
Que él provocó los resultados en las urnas; que la foto fue el detonante, que el culpable es él, que ella lo amenazó, que él no cambió de actitud, que los mandó a renunciar, que él no respondió, que fue la prensa, que se filtra el audio, que la oposición, que la repregunta, que ….
Que perdieron en una elección…
Y en el medio la gente.
La gente que dijo que no quiere mas castas, no quiere privilegios para unos pocos, no quiere subsidios destinados a no producir y generar trabajo. Que no quiere papelitos de colores que jamás van a comprar la dignidad que da el trabajo. Quiere que su derecho a la oportunidad no sea robado a la vuelta de la esquina, quiere pequeños logros que se vayan acumulando en años de trabajo, quieren que sus hijos estudien y soñar que ellos la van a pasar mejor.
Una vez más la casta política demostró no estar a la altura de su pueblo, y ha robado protagonismo (como no si no hubiesen robado bastante), con una pelea caprichosa que trató de dejar en claro quien dirige el gobierno. Quedaron presos de su propia ambición, porque no entienden…
No entienden que el poder lo tiene el pueblo.
Por María Andrea Nuñez.