LA OBSERVADA HACE UNOS DÍAS EN CAPILLA DEL SEÑOR, POR PARTE DEL POLO OBRERO.
Como derecho fundamental, sostenemos en EPOCA, aquel de manifestarse libremente en pos de justos reclamos, con el aditamento fundamental, esencial, de respetar los derechos de los demás. Usanza que ha caído en el olvido en la Argentina decadente que nos toca padecer.
Los reclamos justos y expresados en forma genuína, democrática y sin intereses partidarios o sectoriales, deben ser bien entendidos. En los tiempos que fluyen en nuestro país, desde hace años ya, las manifestaciones en su gran mayoría se han desnaturalizado. Lo vemos y padecemos a diario. También el panorama pareció notarse en Capilla del Señor, acaso, convocados por figuras partidarias locales inmersas en el juego político local.
La capacidad para asimilar protestas callejeras con tufillos partidarios e intereses, se puso a prueba en Capilla ante la manifestación del Polo Obrero supuestamente local. Un grupo de manifestantes, reducido, trasladados en coletivo, se agruparon en el ingreso a la ciudad, proclamaron consignas y reclamos y luego marcharon por el centro ante la indiferencia de los vecinos.
Reclamaban por beneficios debido a las fiestas de fin de año, acceso a viviendas, coordinados, llegaron hasta la puerta del municipio sin que a su paso, los manifestantes resultaran ser genuínos vecinos del distrito. Curioso al menos, y no resultó la primera vez.
Culminada la manifestación, volvieron a abordar colectivos simil transportes escolares y enfilaron de regreso hacia Pilar.
Una manifestación curiosa y llamativa que dejó traslucir motivos que no fueron los proclamados por manifestantes “importados”.