Un relevamiento hizo foco en las medidas de ajuste doméstico ante la suba de precios; un 83% de los encuestados tuvo que tomarlas. Aparece la omnipresencia del problema inflacionario: el 82,6% afirmó que “habla mucho con su familia” sobre el tema. Nota publicada en Infobae.com

La elevada inflación obliga a cambiar los hábitos de consumo.

Un estudio de la Escuela IDAES de la UNSAM (Universidad Nacional de San Martín) indagó sobre las medidas de ajuste doméstico ante la suba de la inflación, el impacto de la inflación en la vida cotidiana y las relaciones familiares, y las perspectivas económicas a futuro, entre otros temas.

Entre los principales hallazgos se destaca que el 83% de las personas encuestadas aseguran que tuvo que tomar medidas de ajuste frente a la inflación, mientras que el 82,6% afirmó que “habla mucho con su familia” sobre los aumentos de precios.

Fuente: IDAES/UNSAMFuente: IDAES/UNSAM

Un 69% de las personas encuestadas manifestó que creen que van a bajar de clase social en los próximos meses y un 65% expresó estar de acuerdo con la afirmación de que “no hay tema más importante que la inflación”.

“El ajuste en las economías familiares, la desorganización de la vida diaria y el temor al desclasamiento gobiernan de manera transversal la experiencia y el humor social frente a la inflación. En términos de demanda política se traduce en dos tendencias: un consenso social anti-inflacionario de corte fiscalista, instalado entre votantes opositores al gobierno del Frente de Todos, avanza sobre su propio electorado”, reseñó el estudio de la Escuela IDAES.

“Al mismo tiempo, el núcleo más leal de los votantes del oficialismo adhieren a un consenso social anti-inflacionario de corte distribucionista. Los primeros días de Sergio Massa frente al Ministerio de Economía transcurren buscando la fórmula mágica que resuelva la cuadratura del círculo en que se ha convertido la base social del Frente de Todos en el contexto de alta inflación”, agregó.

El informe señaló que la inflación se refuerza como proceso que impacta en los bolsillos, en el orden cotidiano, en el tiempo dedicado a los vínculos y en las relaciones afectivas. La inestabilidad y el desajuste constante de la relación entre ingresos y gastos generan desorden: el 78,6% siente que es muy difícil organizarse con los gastos diarios y el 70,7% admite tener que dedicar más tiempo que antes a la búsqueda de precios.

“La omnipresencialidad del fenómeno inflacionario hace que también sea un tópico que altera lo doméstico: el 82,6% siente que se habla mucho en familia sobre los aumentos de precios, 7 de cada 10 personas reconocen que la falta de dinero genera fricciones. La preocupación por el futuro de los precios alcanzaba al 83,8% de los argentinos”, refirió el IDAES.

La encuesta reveló que hubo en la sociedad una suerte de “adaptación forzada” al proceso inflacionario, que hizo que 83% de la población relevada haya tenido que tomar alguna medida de ajuste doméstico que refleja un empeoramiento de sus condiciones de vida. Un 48% de las personas encuestadas aseguró que tuve que dejar de pagar cuentas, facturas o boletas, mientras que un 46% afirmó que tuvo que pedir dinero prestado.

“La perspectiva de futuro es poco alentadora: la mayoría tiene incertidumbre sobre lo que va a pasar, pero certeza de su desclasamiento. Un 62% de las personas encuestadas respondió afirmativamente a la proposición “no puedo pensar en el futuro”, y un 69% aseguró creer que va a bajar de clase en los próximos meses”, apuntó el estudio.

“En un contexto de inflación creciente todos pierden. El tema es quién pierde más. Primero pierden los que ven afectado su poder adquisitivo. Trabajadores y jubilados ven cómo el ritmo del aumento de los precios es mayor y más veloz que los aumentos de los ingresos. Le siguen los más vulnerables: desempleados y jóvenes. Los ganadores, en cambio, se concentran para las personas encuestadas en dos actores: las empresas extranjeras y la oposición”, concluye la encuesta.

Para los consultados, la inflación se impone como prioridad para la gestión del Gobierno, una preocupación que deja atrás otros problemas como la inseguridad, agenda que suele ser prioritaria. Según el 65% de las respuestas, “no hay tema más importante que la inflación”, mientras que para el 41%, reducir la inflación debe ser la prioridad del Gobierno.

“La experiencia inflacionaria atraviesa a todos los sectores sociales bajo tres lógicas claras: ajuste, desorden cotidiano y un futuro ‘negro’ o poca perspectiva positiva con respecto a lo que va a pasar en el país y en las familias. De alguna manera trata de mostrar en esas tres dimensiones que la experiencia inflacionaria toca todos los aspectos de la vida social, desde los económicos -que son los más obvios-, pero también los íntimos, los vinculares y como la experiencia inflacionaria va ganando espacios, tiempos en la vida de las familias”, explicó Ariel Wilkis, sociólogo y decano de la Escuela IDAES.

“Por un lado, la agenda anti inflacionaria es una agenda de prioridad para toda la sociedad. Segundo, que esa agenda al menos identifica dos consensos sociales: uno que llamamos fiscalista y otro que llamamos distribucionista, y que claramente estos consensos se distribuyen de manera pareja entre las familias políticas más sólidas, los votos leales al Frente de Todos y los votos leales a Juntos por el Cambio. Como hallazgo del estudio va mostrando como el consenso social fiscalista le va absorbiendo votos al Frente de Todos. Votantes que dicen haber votado en el pasado o que dudan seguir votando en el presente al Frente de Todos adhieren cada vez más a esto que llamamos un consenso social anti inflacionario fiscalista”, apuntó Ariel Wilikis a Infobae.

“La tensión entre estos dos consensos se instala dentro de la base social que ha llevado al Frente de Todos al Gobierno en el 2019 y vemos cada vez más que esa base social se está reduciendo y de alguna manera el ‘momento Massa’ del Gobierno pareciera ser que intenta lidiar con estas dos tensiones, contradicciones que se instalan en la base del Frente de Todos”, completó el decano de la Escuela IDAES.

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