Las reglas que la sociedad impone a quienes viven en ella son normas sociales.
Por ejemplo, llegar a tiempo a una reunión o respetar las buenas costumbres. Y aunque muchos de nosotros solemos llegar tarde por las mañanas, a veces no podemos evitar desafiar el ajetreo de la mañana en nuestra cafetería favorita. En estas situaciones, no hay nada que nos impida irrumpir en la cafetería, pasar al frente de la fila y exigirle al barman que sirva un café doble de inmediato. Sin duda nos ahorraría tiempo y evitaríamos llegar tarde al trabajo o la escuela.
Sin embargo, imaginate las posibles reacciones de las personas en el café. Como mínimo, incluirían miradas incómodas y tal vez un llamado de atención. Esto se debe a que esperar tu turno, ya sea para comprar una taza de café, subirte al colectivo o sentarte en un restaurante, es una regla tácita de la sociedad: una norma social.
¿Qué es una norma social?
Las normas sociales son reglas informales que guían el comportamiento dentro de la sociedad. En general, son un medio para restringir el comportamiento. Si bien existen leyes para prevenir delitos, existen normas sociales para mantener el orden en menor escala. En lugar de que las personas entren caóticamente en una cafetería, se abran paso al frente y griten su pedido al barista, las normas sociales dictan que debemos hacer cola y hacer nuestros pedidos uno por uno. Este sistema es más ordenado y más eficiente.
Por supuesto, no todas las normas sociales son positivas. Las normas de género, la idea de que el comportamiento y la expresión están dictados por el sexo biológico, a menudo son limitantes y problemáticas. Además, debido a que las normas sociales son tan ubicuas y rígidas, aquellos que se desvían de la norma a menudo enfrentan consecuencias, que pueden ir desde la burla hasta el ostracismo.
Interiorizamos las normas sociales de nuestra cultura, muchos de nosotros las hacemos cumplir y nos involucramos en ellas automáticamente. Si bien las normas sociales pueden ser herramientas útiles para guiar nuestro comportamiento e informar nuestra toma de decisiones, también pueden ser perjudiciales. Por esta razón, debemos aprender a aceptar las normas sociales solo si tiene sentido hacerlo.
Historia
Donde hay una sociedad, hay normas sociales. Debido a su prevalencia, las normas son un tema popular de investigación en los campos de la sociología y la psicología social. Uno de los primeros estudios sobre las normas sociales se atribuye a Muzafer Sherif. Sherif estaba específicamente interesado en la conformidad: cuando las personas cambian su comportamiento para encajar en un grupo. El estudio de Sherif se llevó a cabo en la década de 1930 y demostró cómo las percepciones de diferentes estímulos reportadas por las personas estaban fuertemente influenciadas por las opiniones de los demás a su alrededor.
Otro estudio famoso sobre el poder del comportamiento normativo fue realizado por el psicólogo Solomon Asch. Al igual que Sherif, Asch demostró que las percepciones reportadas por las personas pueden verse influenciadas por otros. Sin embargo, sus estudios sacaron a la luz otro hallazgo interesante, y aún más preocupante.
Experimentos de conformidad de Asch
El procedimiento de los estudios de Asch fue simple: un participante fue llevado a una habitación con un grupo de otras personas que creían que también eran participantes, pero que en realidad eran cómplices (personas involucradas en la investigación). El participante y sus confederados se sentaron en fila y se les mostró una imagen objetivo de una línea recta. Luego se les mostraron otras tres líneas y se les pidió que determinaran cuál de las tres líneas tenía la longitud más cercana a la línea objetivo. El investigador que dirigió el estudio siguió pidiendo a cada persona que informara su respuesta verbalmente, una por una. El participante real se sentó al final de la fila, por lo que su respuesta fue la última. Cada participante tuvo que participar en 18 ensayos; en otras palabras, tuvieron que emitir juicios sobre 18 líneas. En 12 de estos juicios, se les dijo a los confederados que respondieran incorrectamente.
Estos resultados son aún más sorprendentes: en un estudio de control, donde los participantes informaron sus respuestas por sí mismos, sin cómplices que los influenciaran, menos del 1% de los participantes dieron una respuesta incorrecta. Asch concluyó que este efecto era en gran medida el resultado del deseo de los participantes de encajar en el grupo, un fenómeno que ahora se conoce como “influencia normativa”.
Impacto
Las normas sociales no siempre son malas. Estas reglas compartidas que existen dentro de diferentes culturas permiten que las sociedades funcionen sin problemas, manteniendo el orden y permitiendo interacciones eficientes entre las personas. Sin embargo, no todas las normas son iguales. Si bien algunos son ventajosos, otros pueden ser limitantes.
Aunque el comportamiento poco convencional puede tener consecuencias, también puede ser lo que impulse a las personas al éxito. La clave de la innovación es romper las convenciones; el comportamiento normativo puede limitar la creatividad e impedir que las personas asuman riesgos. Lo que también es importante considerar es el hecho de que las normas no están grabadas en piedra. Son construcciones transitorias que evolucionan con el tiempo. Miramos hacia atrás a ciertas convenciones pasadas y las consideramos ridículas, mientras que en ese momento eran ampliamente aceptadas. Esta idea sirve como un recordatorio de que la sociedad está en constante evolución y, si bien podemos percibir que estas reglas tácitas son fijas, de hecho están evolucionando con nosotros.
Controversias
Desviarse de la norma siempre será controvertido. A menudo gravitamos hacia lo que sabemos y somos reacios al cambio. Confiamos en la previsibilidad para dar sentido al mundo que nos rodea. Es por eso que puede ser tan molesto ver a alguien romper estas reglas sociales tácitas.
La investigación que los psicólogos sociales llevan a cabo en esta área nos ayuda a comprender el poder de las normas sociales, sus beneficios potenciales y las formas en que restringen o perjudican nuestro juicio. Hay momentos en los que desviarse de la norma es lo correcto, ya sea una cuestión de autoexpresión o de toma de decisiones, como defender lo que es correcto.
La investigación sobre la ignorancia pluralista es particularmente poderosa, ya que saca a la luz el hecho de que, aunque parezca que todos aprueban cierta norma, puede que ese no sea el caso. Cuando las personas rompen las convenciones sociales o hablan en contra de las normas problemáticas, pueden descubrir que están menos solos en sus creencias de lo que esperaban.