VÍNCULO PACIENTE/FAMILIAR/TERAPEUTA.

Llegan a consultarme personas desorientadas frente a la problemática de la adicción de algún familiar. Lo que debería ser llamativo y penosamente no lo es, es el recorrido que esta madre tiene (como ejemplo “mamá”), junto a su hijo y su consumo de sustancias. A partir de allí, sus incesantes irregularidades en sus conductas. De a ratos parecería una novata que nunca recibió la información adecuada. Me refiero a recorrido, en función de alguna internación que su hijo haya tenido, por ejemplo y la cercanía a terapeutas de la Salud seguramente especializados en Adicciones.

No es que no reconozca la problemática si no que esa necesidad de “cura” para su hijo conlleva una carga emocional enorme, resultándole a veces tan costoso como imposible hacer su parte frente a él y muchísimo más poder marcar ciertos límites que son indispensables en el trabajo conjunto de recuperación. Puedo detallar que un dispositivo completo de trabajo, se conforma por un Psiquiatra (en el caso que sea necesario), Psicólogo y Acompañante Terapéutico o Consejero en Salud Mental. Este último es quien hará el trabajo de campo estando más tiempo con el Paciente pero “sin duda” será mamá quien tenga la tarea más complicada.

En el recorrido diario del paciente, léase levantarse a la mañana, aseo personal, ayuda en las labores hogareñas y alguna ocupación específica terapéutica estará el apuntalamiento de “mamá” con las idas y venidas del paciente que en gran parte de los casos de a ratos no colabora muy por el contrario provoca situaciones de controversia poniendo a prueba de manera constante nuestra labor y allí también aparezco yo.
Frente a la consulta de “mamá”, qué hago y cómo lo hago, está su propia resistencia a hacerlo y el justificativo hasta el pretexto mismo del porqué el paciente no quiere o no puede colaborar.

Entre profesionales, muchas veces comentamos que trabajamos tanto o más con la familia que con el paciente mismo y cuántas veces esta tarea es mucho más ardua. Entre Pares nos entendemos (OTRA VEZ: el valor terapéutico de un adicto que ayuda a otro no tiene igual) y manejamos ciertos códigos, modismos, emociones y el lunfardo del adicto que nos da cierta confianza tan intangible e inexplicable que la hace simplemente “nuestra”.
El punto de partida del paciente/adicto es pedir ayuda. Muchas veces el dejarse ayudar es manejarse en otro plano y tomar verdadera conciencia de enfermedad más complicado aún. Con el familiar sucede exactamente igual. Es doloroso tomar conciencia de enfermedad de mi hijo y asumir las directivas del profesional aunque las entienda desde el vamos en el tránsito puede llegar a ser traumático.

Estas situaciones se repiten una y otra vez convirtiéndose en un Arte saber cuándo y cómo decir las cosas de la mejor manera teniendo siempre en cuenta que tratamos con personas y que tanto ellas como nosotros lo somos obviamente. Cuando de conductas humanas se trata puede ocurrir hasta lo impensado. Paciencia, tolerancia, comprensión deben estar a la orden del día y la manera de marcar límites debe ser lo más eficaz posible teniendo en cuenta siempre como variable la disparada definitiva si llegamos al confrontamiento pleno.
Debo citar a Carl Jung, médico psiquiatra y psicólogo, verdadera eminencia en conductas humanas, si ya lo hice me disculpo, pero desde lo profesional nunca más explícitas sus palabras:

CONOZCA TODAS LA TEORÍAS, DOMINE TODAS LAS TÉCNICAS, PERO AL TOCAR UN ALMA HUMANA SEA APENAS OTRA ALMA HUMANA.

Pablo J. Roca. (11 3572 4612)
Consejero en Salud Mental especializado en Adicciones.
Acompañante Terapéutico Especializado en Adicciones.
Especialista Par.
Instagram: pablojavierroca/ centro_entre_pares.

 

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