EN EL MUNDIAL 2014.
La estaba rompiendo hasta que sufrió una lesión ante Bélgica y se perdió la semifinal. Antes de la gran final, le dijo a Sabella que tenía decidido jugar con el peligro de agravar su lesión y poner en riesgo toda su carrera.

 

Llegó una carta del Real Madrid en la que se lo intimaba legalmente a no jugar ya que estaba vendido al Manchester United. Angelito se perdió el encuentro más importante de su vida.

Ese dolor continuó y hace tres años, por fin, cicatrizó. Un día como hoy, se rompía la famosa pared. En el Maracaná, mismo estadio donde se perdió la final de la Copa del Mundo, la rompió toda, metió el gol del triunfo y logró su primer título con la camiseta de la Selección.
El fútbol siempre da revancha. Hoy solo queda disfrutar cada momento juntos, aunque sean los últimos. Ahora va por otra Copa América, porque la gloria ya la consiguió.

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