EL HOMBRE DE MANAOS.
Había trabajado 15 años para Pepsi, pero cuando terminó el contrato inicié mi propia marca
Soñaba con un nombre fuerte, que quedara en la cabeza de la gente. Lo encontré en Brasil, en una ciudad enorme en medio de la selva, Manaos. Así quería que fuera mi bebida poderosa. Sabía que me estaba metiendo en terreno bravo, frente a monstruos como Coca y Pepsi, pero yo conocía la calle, conocía la distribución, sabía cómo llegar a muchos lugares.
Los primeros pasos no fueron fáciles. Recuerdo que una vez cargamos camiones hasta arriba, y en plena ruta se nos rompió el motor. Los chicos me miraban como diciendo “hasta acá llegamos”. Yo les respondí: “No se preocupen, que Manaos va a llegar, aunque sea empujando”. Y llegamos. Otra vez, en un kiosco de barrio, un nene me dijo: “Señor, me gusta la botella grande porque la puedo compartir con mis primos”. Ahí entendí que no estábamos vendiendo solo gaseosa, sino un pedazo de alegría accesible para las familias.
Al principio fue duro. “Competir con Coca y Pepsi no es fácil”, decía, pero yo estaba convencido. La gente común merecía una gaseosa rica sin dejar el bolsillo vacío. Por eso, mientras los gigantes gastaban millones en publicidad, yo hablaba con los kiosqueros, con los mayoristas, con la gente de barrio.
Me decían: “Orlando, mientras vos nos vendas bien y no nos falles, nosotros seguimos contigo”. Y ahí entendí que no competía contra Coca ni contra Pepsi, competía contra el precio de la góndola. Con cada camión que salía, con cada botella barata y buena, Manaos empezó a ganarse un lugar en la mesa de los argentinos.
Hoy Manaos es mi criatura, mi orgullo, nacida de la nada y presente en todo el país. Lo que empezó como un sueño después de perder un contrato terminó siendo la confirmación de que con trabajo, también desde aquí se puede enfrentar a los gigantes de la industria.”
Orlando Canido, creador de Manaos, la gaseosa argentina que desafió a Coca-Cola y Pepsi desde los barrios hasta las rutas del país.
Fuente: nota publicada en Revista IN
