El presidente Alberto Fernández cometió una gaffe este martes durante su discurso en el lanzamiento del III Foro Mundial de Derechos Humanos, en la Casa Rosada. En medio de su defensa a las organizaciones sociales criticadas con dureza por Cristina Kirchner, quiso agradecer a la revista barrial La garganta poderosa, pero confundió su nombre con el de una conocida película pornográfica de los 70.
“Ahí veo al compañero de Garganta profunda”, dijo al señalar a Ignacio “Nacho” Levy, referente de la publicación que se realiza en la Villa 31 y dirigente de una agrupación territorial. El error motivó la risa de los presentes y, pasado un momento, Fernández rectificó lo que había dicho: “Profunda no, poderosa”. Sin embargo, agregó: “Pero profunda también, porque la verdad es que nos enseñaban en esas revistas muchas cosas que eran ocultas por otros medios”.
“Les quiero agradecer a las organizaciones que estuvieron al lado nuestro ayudándonos a contener a los sectores vulnerables, llevando solidaridad donde la solidaridad no existía, llevando compromiso donde el compromiso no existió”, continuó el Presidente, quien antes había planteado que hay dificultades que “a algunos les cuesta ver” y quien sostuvo que “el problema de la Argentina no está en los necesitados”.
Ayer, durante un acto de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) en Avellaneda, la vicepresidenta no solo pidió que haya menos planes y que el Estado recupere el control y la auditoría de estos programas, sino que también exclamó “si Evita los viera”, en una clara referencia al Movimiento Evita, con el que está enemistada desde que rompieron el bloque legislativo durante el macrismo.
¿Qué fue Garganta profunda?
La película porno Deep Throat, estrenada en 1972 y protagonizada por la célebre actriz Linda Lovelace, fue el título más exitoso dentro de ese género, con una recaudación de 600 millones de dólares. A su vez, su nombre también pasó a la historia por ser utilizado como apodo para una de las fuentes más famosas de la historia del periodismo, la que motivó el escándalo Watergate, caso por el cual Richard Nixon tuvo que renunciar a la presidencia de los Estados Unidos el 8 de agosto de 1974.
Watergate se disparó el 17 de junio de 1972, cuando cinco hombres entraron ilegalmente en Washington al edificio de ese mismo nombre y accedieron a las oficinas del Partido Demócrata, cuya campaña buscaba impedir la reelección de Nixon.
Las investigaciones realizadas por el Comité Watergate del Senado de Estados Unidos revelaron que Nixon tenía en sus oficinas un sistema de cintas de grabación y que gracias a ello muchas conversaciones habían sido grabadas. La Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó por unanimidad que el presidente debía entregar las cintas a los investigadores gubernamentales, algo a lo que finalmente accedió. Las grabaciones implicaban directamente a Nixon en el caso.