EN LA RELACIÓN PACIENTE/TERAPEUTA.

Inevitablemente se establece un vínculo íntimo a partir del cual la confianza entre ambos opera de manera beneficiosa para la terapia y el proceso de recuperación del adicto.

El vínculo que se genera inevitablemente “entre pares” es altamente constructivo en función del entendimiento del adicto en particular a los efectos de poder compartir experiencias quizás vividas ya o simple y directamente alguna sensación que el paciente está transitando en este mismísimo momento.

La identificación es un proceso por el cual el sujeto asimila un aspecto o propiedad del otro y se transforma por el modelo que otro proporciona. En definitiva es ser como o ser igual al otro. En este proceso o mecanismo de la identificación ocurre un parentezco tan grande y tan íntimo que me resulta especialmente difícil describirlo reforzando la idea de que a un par ni debo explicárselo. Definitiva y naturalmente ocurre.

Más allá del amor o de la buena predisposición que exista en la iniciativa de querer ayudar al adicto es factible que hasta el familiar más cercano, mamá, papá, cónyuge, hermano, amiga no tenga las herramientas suficientes o las más adecuadas porque no ocurre el proceso de identificación. Cuando la enfermedad en el adicto se está manifestando de la manera más activa, consumo de sustancias, por ejemplo, es probable que no encontremos la forma de acercarnos a el/ella. El Par, adicto también, seguramente será la persona más adecuada en esta tarea.  Si bien nada garantiza el éxito en este acercamiento las probabilidades son altamente mayores.

De parte del Par, se dispara la empatía. Capacidad de comprender y compartir los sentimientos del otro ya que nos permite ver las cosas desde la perspectiva del otro, justamente,  en vez de la nuestra.

En la tarea de apoyatura al adicto, sería bueno que tuviéramos en cuenta las enormes probabilidades de relación con la frustración constante ya que muchas veces, quizás en la mayoría de los casos el paciente carece totalmente de conciencia de enfermedad por lo tanto tal vez ni esté preparado para recibir esa ayuda tan necesaria que ni siquiera ha requerido. Hoy que convivimos con frases simbólicas o sabias sentencias inmersas en paisajes maravillosos también leí en este marco aquello de que “el maestro aparece cuando el alumno está preparado” (se la adjudica a un viejo proverbio budista). Frase que comparto sí en plenitud.

Desde TODO punto de vista, remoto y distante estoy de erigirme en maestro pero sí he comprobado en este ir y venir de inestabilidad del enfermo adicto, característica marcada de la enfermedad, que en cuanto el alumno está sí preparado o mínimamente receptivo los avances suelen ser superlativos. DEFINITIVAMENTE, yo mismo así lo he vivido.

Muchas veces decimos que si un adicto no quiere dejar de consumir drogas NO LO HARÁ…se puede analizar, aconsejar, razonar, rezar, amenazar, castigar, pero no parará hasta que quiera…pero si tiene el deseo ocurrirán milagros. En eso estamos. Ayudemos a que ese milagro ocurra. Ayudemos a que ese deseo aparezca. Ayudemos de manera incansable a que “ése”, uno de tantos, sea el elegido. Abrazar esta tarea adquiere el significado universal de ayudar al adicto que todavía sufre. Ayudarlo a que esa conciencia de enfermedad siquiera de manera intermitente aparezca es el gran compromiso.

Al fin y al cabo, en concreto, por último…yo también estuve allí y EL VALOR TERAPÉUTICO DE UN ADICTO QUE AYUDA A OTRO, NO TIENE IGUAL.

 

Por Pablo J. Roca.
(11 3572 4612)
Consejero en Salud Mental especializado en Adicciones
Acompañante Terapéutico Especializado en Adicciones.
Especialista Par.
Instagram: pablojavierroca/ centro_entre_pares.

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