En medio de la crisis económica y social que vivimos, cuestionar el lugar de votación tal vez parezca algo sin sentido, pero no lo es.
El crecimiento del padrón llevó a que la Cámara Electoral habilite nuevos lugares, llevando parte de votantes de Cardales a la Escuela N°6 en Carlos Lemeé. Esto supone que muchos vecinos que vivimos en el casco urbano cardalense, debamos buscar la forma de trasladarnos hasta allí, para cumplir con nuestro voto.
Para mí siempre votar es un honor, porque es un derecho que muchos argentinos no pudieron ejercer, por eso me rebela que en tiempos de padrones digitalizados, censos y localizaciones por GPS, todavía no se haya podido establecer una mejor distribución de mesas y electores.
Que la gente de Pavón o el Barrio San José deba seguir viniendo a Cardales, en lugar de tener una escuela con mesas habilitadas cerca de su domicilio, parece una locura. Es inentendible que estando la Escuela 21, debamos los vecinos de Cardales trasladarnos a otro pueblo para votar.
La libertad de elegir también está ligada a la accesibilidad de los lugares de votación, definida no solo por la ubicación de las escuelas sino también por los medios para llegar hasta allí. Un adulto mayor, una mamá con niños pequeños, un adolescente que estrena voto, alguien con movilidad reducida se ve directamente complicado de acceder a ese lugar si queda fuera del pueblo, y no cuenta con vehículo propio.
La democracia que supimos conseguir cumple 40 años, cuidar nuestro voto es cuidar de ella.
Por Graciela Venturino (ex concejal)