La visión de Federico Sturzeneger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado ante el ejemplo del “cuero enterrado”.
- “Que el cuero valga más para los frigoríficos beneficia a los consumidores porque permite abaratar la carne”, enfatizó y en redes sociales dio su punto de vista en torno a un histórico conflicto.
¿El resultado? La retención era prohibitiva y el cuero localmente seguía sin valer nada. Lo increíble de esta historia es que como las curtiembres tampoco crecieron en capacidad (mucha inestabilidad, capital caro, etc.) el cuero no tenía demanda y los frigoríficos terminaban enterrando los cueros, lo cual generaba un pasivo ambiental. La intervención del Estado había logrado transformar un producto premium de exportación en un pasivo ambiental. ¡Caramba! Ese sí que era el camino del éxito. Al eliminar la retención se termina con esta distorsión. Al valorizarse el cuero gana el productor ganadero, gana el frigorífico y gana el consumidor. Es como siempre pregona el presidente Javier Milei.
Mientras que las garras del Estado destruyen valor en su intento de redistribuir riqueza (en general de la población en general a los grupos con capacidad de lobby), la libertad del mercado recupera y le restituye esa riqueza a quienes la crearon. Hace un tiempo