EL CASO DE FABIOLA YAÑEZ Y ALBERTO FERNÁNDEZ, QUE HA DEJADO ESTUPEFACTO A LA ARGENTINA.
Ya hablaba Savina del rastro, y apareció allí la “mala víctima”. Porque si hay algo que nos gusta mezclar a los argentinos es todo con todo. Esto parece decir la situación de violencia en redes sociales contra la ex-primera dama Fabiola Yañez, quien hace poco reveló la violencia física y verbal que sufría de parte del ex-presidente Alberto Fernández.
En el ámbito de la política y para citar algunos nombres, son muy notorios los del ex mandatario tucumano José Alperovich, recientemente condenado, del intendente Fernando Espinoza, procesado; el “Loco” Romero que ahora salió a pedir disculpas y Manuel Mosca, ex diputado provincial y ex Presidente de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, luego que accidentalmente una de sus víctimas murió en un accidente y todo quedó en la nada.
Hace poco también nos enteramos de los episodios de violencia del senador libertario Ezequiel Atauche. Todos ellos casados con mujeres que ejercen o ejercieron el poder. Ellas callaron, tal vez porque si decían algo iban por su compañero. Así es el poder. Porque en el ámbito del poder también se ejerce la violencia simbólica y psicológica. La frase que dijo Fabiola “terrorismo psicológico”, fue también puesta en duda de inmediato. Yo quizás prefiero decir terrorismo emocional, sin embargo para el caso es lo mismo. En la política las mujeres también sabemos de qué se trata esto.
Lo que no podremos tapar jamás es la violencia en la que vivimos sometidas las mujeres, y también las que ejercimos o ejercen un cargo público. No podemos dejar de hablar de la violencia y el acoso de parte de nuestros pares en la política, y de nuestras parejas. Tampoco del silencio cómplice -por acción u omisión- de compañeros y a veces de nuestras compañeras.
Fabiola ha sido sometida al escarnio público, en las redes sociales prácticamente durante una semana después de haberse revelado que sufría violencia por parte del ex-presidente. El trending topic bajo el apelativo denigrante de “fiambrola”, permaneció durante días en los 10 principales en la red social X, la más agresiva y violenta. La banalización de su sufrimiento y de la denuncia llegó así al paroxismo.
Así se ha ido corriendo el foco de los hechos de violencia contra ella. Primero, porque Fabiola Yañez es señalada por la condenable fiesta de cumpleaños de Olivos en plena cuarentena, en un contexto en el que la mayoría de nosotros no podíamos despedir a nuestros muertos. El otro argumento es que “pagamos con la nuestra” su custodia en España. Entre tantos otros argumentos. Ahora bien, les pido hacer el ejercicio de imaginar que si a una de nosotras que tenemos todas las herramientas nos cuesta hablar y denunciar, cómo será para la víctima de a pie, la mujer que no tiene nada más que su dolor.
El panorama social e institucional nos resulta más hostil que nunca a las mujeres. Cómo imaginar donde recurrir cuando nos han desmantelado todo, cuando dicen que los movimientos feministas no sirvieron para nada, cuando nos ataca el presidente y hasta la ex-presidenta dice no ser feminista justificando las violencias.
Por Nancy Monzón. Directora de Inteligencia Colectiva.
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